No sé por donde empezar, y es que el partido de Riazor ha dado y dará mucho de lo que hablar.
Empecemos por el principio.
Lamentable el partido que ha jugado el Sevilla FC durante los primeros sesenta minutos en tierras gallegas. Ni fútbol, ni colocación sobre el verde, ni ná de ná. Nuestros supuestos extremos (Alfaro y Capel) convertidos continuamente en laterales defensivos ante las constantes subidas de Laure y Manuel Pablo. En el poco fútbol de ataque que se intentó, el equipo de Nervión se empeñaba una y otra vez en intentar hacer daño por el centro de la zaga coruñesa, y ahí es donde nos estaban esperando los hombres de Lotina.
Para variar, nuevo gol encajado al cuarto de hora de partido ante la indolente presencia de Fazio y el recular contínuo habitual de nuestra pareja de centrales. Nos vamos al descanso sin disparar una sola vez entre los tres palos.
Salimos de vestuarios con un equipo gallego que se atrinchera en su área para defender el resultado y por momentos, parece que el Sevilla Fc trata de inquietar las inmediaciones de Aranzubia, pero el espejismo sólo duró un cuarto de hora, el tiempo que necesitó Aranzubía para sacar de puerta en largo, donde Lassard le gana el salto a Escudé y peina el balón para que Adrián le gane con mucha facilidad la espalda a Alexis y provoca que Palop pare el balón con las manos fuera del área. El meta expulsado, el Sevilla Fc se queda con un hombre menos y Palop no estará el próximo miércoles en el Bernabeu.
Y al minuto de la expulsión, nuevamente nos cogen con una tremenda facilidad la espalda a nuestra defensa, y el Deportivo que parece sentenciar el partido con el 2-0. Partido más que finiquitado por lo que se estaba viendo en el conjunto sevillista: un hombre menos, una defensa del tebeo (le pese a quién le pese), un centro del campo que no genera nada, unos extremos inexistentes y unos delanteros que no recibían ni un sólo balón en condiciones óptimas.
Pero he ahí que el fútbol genera sorpresas y dicen que se debe a la grandeza de este deporte. Yo lo atribuiría más a la tremenda pegada que tiene el Sevilla FC arriba y a las limitaciones que tiene el conjunto coruñés. Si a esto le aderezamos con una pizca de suerte, pues nos encontramos que un pelotazo que recibe Acosta en la cara, se convierte en una asistencia de gol a Negredo, y que un balón que no atrapa Aranzubía al saque de un libre directo de Luis Fabiano, lo remacha Escudé a la red, cuál delantero centro.
En menos de quince minutos, el Sevilla FC termina de voltear el marcador con un balón largo de cuarenta metros de Zokora que controla Álvaro Negredo y remacha a la red en un bello tanto (2-3). Y sólo restaban unos diez minutos para la finalización del partido.
En condiciones normales, con un Deportivo limitado y entregado, y con el subidón anímico que acababa de experimentar el Sevilla FC, a pesar de tener un hombre menos, le tenía que haber bastado a nuestro equipo para traerse tres puntos de la tierra del percebe.
Pero para ganar en fútbol es necesario tener pegada y también una buena defensa. Con lo primero le va dando al Sevilla FC para subsistir este año en la zona media de la tabla e intentar asaltar los puestos que dan lugar a jugar competición europea la próxima campaña. Lo segundo, pues no lo tiene el Sevilla ni por asomo. Y si encima le añadimos al cocktel un suceso mas de "extraños linieres", pues es evidente que no te vienes con un triunfo.
Minuto 89 de partido.
Negredo no aborta la jugada en falta a la altura de los banquillos. Permite que se interne el jugador rival hasta la frontal del área, donde entonces comete falta sobre él.
El árbitro deja seguir y un jugador coruñés da un pase aéreo a la espalda de nuestra defensa. la cual vuelve a ser cogida con el "culo al aire".
El linier levanta la bandera en claro síntoma de señalización de fuera de juego.
No existe fuera de juego pero el linier levanta su banderín.
Remata Laure mal y Javi Varas falla clamorosamente en el gol.
El colegiado omite la señal de su linier y concede gol.
Los jugadores coruñeses no se creen que el gol no suba al marcador.
El linier baja su bandera y corre al centro del campo.
Los jugadores del Sevilla FC se comen al linier, al árbitro y al que se ponga por delante.
Y yo me quedo, una vez más, con cara de gilipollas.
El Sevilla no jugó bien en el cómputo del partido y quizás no mereciera ganar, seguramente que no.
El punto era bueno cuando perdíamos por 2-0.
Pero en el minuto 88 ganábamos 2-3 con un futbolista menos, por lo que lograr un punto significa perder dos.
En el minuto 89 falla estrepitosamente Javi Varas, que luego evita el 4-3 en el minuto 95 de partido.
Pero es evidente que una vez más, y van bastantes en tan pocos días, un señor del banderín vuelve a cometer un error de bulto contra nuestros intereses.
Por si alguno aún no se ha enterado o me he explicado mal con el cabreo que tengo: el gol del Depor es legal, absolutamente legal, pero el linier levanta su bandera (errando) y el árbitro, que está peor posicionado que su linier, debería haber anulado la jugada y el Sevilla FC con una pésima defensa y un lamentabilísimo juego debería de sumar 32 puntos en la clasificación y no los 30 que refleja la cruda y dura realidad.
Lo que sí está claro, árbitros y linieres aparte, es que también el Deportivo fue capaz de hacernos tres goles, y ya van no sé cuántos equipos que nos golean, un partido sí y otro también, y así es difícil caminar con paso firme hacia ninguna parte.