El Sevilla FC ha vuelta a hacer por enésima vez en esta temporada y no sé cuántas van ya en los últimos años, el más absoluto de los ridículos en su viaje, en esta ocasión a Bilbao. Una vez más se ha vuelto a tirar el partido en la primera mitad. Resulta asombroso ver como te toma el pelo como aficionado, desde el entrenador con sus alineaciones hasta los futbolistas con sus actitudes. Pero conviene no olvidar que los jugadores y el entrenador no vienen solos, sino que los ficha una dirección deportiva que lo gana bastante bien, siendo este trabajo evaluado además por el presidente de la entidad.
Decir que el encuentro de hoy ha sido vergonzoso es quedarse de corto para arriba. Demencial e inconcebible imagen la que ha ofrecido el Sevilla en la primera mitad y que le ha hecho meterse en la ducha al descanso con dos goles en contra y con un partido más que cuesta arriba.
Míchel de inicio optó por sacar a Cala en el lateral derecho fruto de su altura frente a la de Cicinho, o sea, que se alinea en función del rival. Además, el croata Rakitic fue desplazado al costado-extremo izquierdo sacando a Luna del once inicial y dejando en el centro al canterano Campaña. Resumiendo, que el Sevilla sale de inicio con cuatro defensas (tres centrales y un lateral defensivo como Navarro), cuatro mediocentros (Maduro, Medel, Campaña y Rakitic) y dos atacantes como Navas y Negredo.
Pues ni con cuatro centrocampistas es capaz de jugar a nada este Sevilla ni de dominar el juego en la medular. Dato éste más que preocupante. Por si fuese poco, Míchel ha cargado en rueda de prensa única y exclusivamente contra los futbolistas diciendo que nunca sale lo que se trabaja, o de que sale sólo en las segundas mitades, o de que los jugadores han faltado al respeto a la camiseta del Sevilla FC. Se avecina semana prederby bastante movidita en lo deportivo, porque si hablamos en lo institucional, tanto Monchi como del Nido deberían de estar recogiditos en casa por un tiempo.
Volviendo a la ruinosa primera mitad, en el primer gol Fazio se queda a vivir sin sentido alguno en la cal, junto al costado derecho y el resto de la defensa, absolutamente estática y marcando desde lejos, contempla como Oscar de Marcos, que hasta la fecha no se había estrenado, anota el uno a cero en un centro lejanísimo desde la banda zurda por la que atacaba el Athletic.
Por si no habíamos visto suficiente los aficionados, minuto 45, el Athletic saca una falta desde el borde de su propia área, Aduriz peina ante Fazio y Spahic, como espectador de lujo, se deja robar la cartera y el equipo entra al descanso con un dos a cero en una jugada, la última de la primera mitad, que carecía de todo tipo de peligro.
Alucinante, tanto como en Vigo o en Zaragoza. Y yo digo que cuando las cosas suceden tantas veces, dejan de convertirse en casualidades, lo cual hace que esto comience a oler mal. A esto súmenle las palabras del entrenador en rueda de prensa, la desastrosa alineación, la actitud de los jugadores y una dirección de un club gestionada por un presidente primero imputado y ahora condenado. Si quieren ustedes, le aderezan el problema de los Biris y luego lo meten en la coctelera de la semana prederby. "Pá morirse, vamos".
En la segunda mitad, Míchel deja a Maduro y a Campaña en la caseta dando entrada a Reyes y a Babá. El Sevilla mejora su imagen, que por otra parte tampoco era tan difícil y llega a crear bastante peligro y con buenas ocasiones de gol. Pero claro, aquí es cuando aparece la última pieza del puzzle, la de la falta de gol de la que adolece el equipo sevillista.
Es a falta de un cuarto de hora y cuando un jugador rival es expulsado (Ander Herrera), cuando a renglón seguido y en un centro por banda izquierda, los vascos cometen penalty por unas claras manos en su área. Marca Negredo y hace albergar esperanzas de lograr puntuar en San Mamés.
Nada más lejos de la realidad. De ahí al final del partido, patadas por doquier y golpes hasta en la foto del DNI de Jesús Navas, principalmente, unido a alguna ocasión más marrada por Negredo.
Oscuro y opaco panorama, muy negro el que se presenta en la semana previa al derby.
Y para terminar os dejo una pregunta para su análisis: tras pasar por el banquillo Jiménez, Álvarez, Manzano, Marcelino y Míchel, yo me pregunto ¿todos los entrenadores son malos? Si la respuesta es que sí, habría que cesar a la única persona que los ha contratado a todos. Si la respuesta a la pregunta anterior es que no, el problema es evidente que está en otro sitio diferente al banquillo. Resulta curioso pero, independientemente de la respuesta que se ofrezca, el denominador común se encuentra en que el culpable de la situación es el mismo (o las mismas personas).
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