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jueves, 4 de agosto de 2011

Noventa minutos de intensidad

Tal y como reza el título de esta entrada, eso ha sido lo que pude percibir en la tarde de ayer miércoles al presenciar, in situ, el entrenamiento del Sevilla FC en la ciudad deportiva. Ya sé que estamos en época de pretemporada, de elucubraciones y de ilusiones fundadas o no, pero tras lo visto, a menos que le entre la pelotita a los hombres de Marcelino y tengan un poquito de suerte, creo que nos vamos a divertir durante esta temporada y bastante.

Con los últimos tres entrenadores no había presenciado un entrenamiento como el de ayer. Yo no soy un entendido de esto ni mucho menos, pero que se trabaje hasta la extenuación con una línea defensiva para saber cuando agruparse, cuando clavarse, cuando debe salir el lateral a atosigar al extremo y que deben hacer mientras sus compañeros, que se corrija a Escudé tantas veces como a Samuel, en fin, da pie a la esperanza. Hay una zona de trabajo marcada y se insiste una y otra vez en lo que se exige. Cuando Marcelino va pregonando que encajar 61 goles en una sola temporada es un auténtico disparate, no lo hace de cara a la galería, sino que lo trabaja hasta la saciedad. Se podrá trabajar mejor, se podrá disponer de mejores zagueros, pero lo que no se le puede cuestionar al nuevo técnico es que no ponga toda la "carne en el asador".

Veníamos de entrenamientos en los que "se echaba el rato" o se "cargaban las broncas" los mismos canteranos de siempre. Aquí, no. Con un Marcelino al límite de la afonía, cuando el ejercicio no se realiza a la corrección o cuando no le gusta un pelo lo que ve, se interrumpe las veces que sea necesario. Se corrige tanto a Campaña (primer entrenamiento el de ayer) como a Trochowski. Y lo más curioso que pude presenciar en primera fila, es que cada corrección va acompañada de su correspondiente explicación individual, así como la justificación al grupo de que ese movimiento concreto le será beneficioso al colectivo.

Marcelino insistió mucho en tres cositas claras que hemos podido vislumbrar en los partidos de Jerez y Córdoba. La defensa debe estar muy adelantada de antemano, todos deben estar bien ubicados y han de presionar cuando el balón caiga a banda y, por último, tras el robo hay que montar con mucha celeridad el contraataque  antes de que repliegue el rival. También se trabajó la circulación de balón en ataque y los cambios de orientación para sorprender a las espaldas del lateral contrario.

Con Marcelino trabajan hasta los utilleros y os aseguro que no es una frase hecha ni de cara a la galería. No se duerme absolutamente nadie, de ello se encarga el asturiano.

En la noche de hoy jueves, ante el RCD. Español, tendremos la oportunidad de presenciar las evoluciones del equipo en el ramón Sánchez Pizjuán o por SFC TV, según prefiera cada uno. Ya sé que la pelotita no empieza a rodar hasta el jueves 18 de agosto, pero si no me equivoco mucho, estamos ante la construcción de un futuro equipo muy bien trabajado y qué sabe qué es lo que pretende. Como siempre digo en el mundo del fútbol, luego habrá que confirmarlo sobre el césped.

P.D.: La intensidad que alguno pone en los entrenamientos era para fletarle un vuelo chárter para Turquía. Pongo hasta en duda que haya que lavar alguna camiseta. En fin, esperemos que se solucione todo lo antes posible por el bien de algunos, entre los cuales me incluyo. Yo creo que en este caso concreto, la inteligencia de Marcelino se antepone a su ímpetu y fogosidad.

1 comentario:

José L. Villa dijo...

Marcelino es de la escuela moderna, como Pep, Lillo, Mourinho, Pepe Mel, Villas-Boas...equipos muy intensos siempre.