Cuando aún no asoman Sus Majestades de Oriente, el Sevilla FC se empeña una y otra vez en quitarles el grato regalo que tienen en épocas navideñas y es que regalando dos goles por partido a equipos tan blanditos y siendo el Sevilla (no el Madrid ni el Barça), es muy difícil remontar un encuentro. Ya lo consiguió hace sólo siete días ante el Mallorca, pero claro ni todos los días es festivo ni todos los partidos puedes resolver lo que se te presente.
Y el Sevilla cumplió con su faceta generosa de regalar dos goles en la primera mitad ante el inocuo conjunto maño y de camino tirar el partido a la basura.
Para mi modo de ver las cosas, la diferencia estuvo en una jugada similar que se vio en ambas áreas. Mediada la primera mitad Movilla (veterano en esto del fútbol), regala un pase horizontal a Negredo y lo deja en clara ocasión de gol que el vallecano manda fuera de manera incomprensible cuando lo más fácil era que hubiese adelantado a su equipo en el marcador.
Minutos después, se repite la jugada aunque bastantes metros más alejada de la portería, cometiendo el error del pase horizontal Gary Medel en su envío a Spahic, llega tarde Botía y Postiga define ante Palop como no lo supo hacer Negredo instantes antes.
En cuestión de minutos, un partido que había iniciado el Sevilla de manera controlada pasa del 0-1 al 1-0. Algunos podrán pensar que estos son cosas del fútbol. Lo que no tiene disculpas en el mundo profesional es que en el minuto 43, el jugador más alto de tu equipo se olvide de marcar a su atacante en una falta casi frontal, produciéndose el definitivo 2-0 al filo del descanso y casi imposible de remontar para un Sevilla cuyo fuerte no es el gol.
En menos de quince minutos, un partido, otro más pensarán algunos, tirado por completo a la basura, cuando las constantes vitales del encuentro no invitaban a pensar en este desenlace al intermedio del mismo.
Durante la segunda mitad un quiero y no puedo, aderezado por un gol de Medel y por un par de ocasiones muy claras falladas por Negredo y Babá. Si hablamos de penalty en el área maña, habría que ser justo y destacar uno no señalado al inicio del partido por derribo de Fernando Navarro en el área sevillista.
Lo dicho, este Sevilla, ni incluso el mejor de la historia, no puede meter tres goles cada partido si pretende ganarlo. Sin embargo, al igual que ya ocurriera el año pasado o el anterior con Manzano, el equipo de Nervión regala con una pasmosa facilidad dos goles por partido, convirtiéndose en utopía la tarea de sumar tres puntos semana a semana.
El jueves toca pensar en la Copa del Rey (llega el Español en el partido de ida). En dos semanas, derby sevillano por todo lo alto en Nervión para, posteriormente, tener otra salida, a priori cómoda a Bilbao. ¿Hasta dónde llegará este Sevilla? Pues depende sólo de él, y de seguir por este camino, las habas están más que contadas.
1 comentario:
El problema, es que el equipo ha pasado de encajar 0,4 goles a 2,25 por partido, lo cual se resume en derrota (celta y zaragoza)
No puede ser que juguemos con dos mediocentros defensivos, uno estático y otro móvil y nos sigan haciendo goles de manera tan fácil. El equipo tiene que recuperar nuevamente la solidez defensiva e ir hacia alante
Hay jugadores que han bajao el rendimiento de los primeros partidos
Esperemos que la cosa vaya a mejor
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